miércoles, 25 de junio de 2008

Improvisando desde mi salón

Gabriela Montero Baroque
BAROQUE
Gabriela Montero, piano

1. Canarios (Sanz)
2. Autum (Vivaldi)
3. Canon (Pachelbel)
4. Sarabande (Haendel)
5. Baroque and me (Montero)
6. Hallelujah (Haendel)
7. Adagio (Albinoni)
8. Largo (Haendel)
9. Prelude (Bach)
10. Winter (Vivaldi)
11. Hornpipe (Haendel)
12. Sonata (Scarlatti)
13. Spring (Vivaldi)
14. Summer and Winter (Vivaldi)
15. Continuum (Montero)
----------
EMI 5 14838 2 [52'41''] (en iTunes se incluyen un par de temas más)
Grabación: Octubre de 2007


Gabriela Montero (Caracas, 1970) es una de las más singulares pianistas de nuestros días, y una de las pocas que se atreve con el arte de la improvisación en un escenario partiendo de los motivos sugeridos espontáneamente por los espectadores. En este disco la venezolana se dedica a improvisar a partir de conocidos temas barrocos (el Canon de Pachelbel, el Aleluya de Haendel, el Verano de Vivaldi y cosas así) consiguiendo resultados a menudo sorprendentes, más cercanos en cualquier caso a la música ligera o de divertimento que al universo del jazz.

[Publicado en Diario de Sevilla el sábado 21 de junio de 2008]


Gabriela Montero improvisa sobre los Canarios de Gaspar Sanz [1'40'']

P.S. La vida y la carrera artística de esta venezolana no han sido nada convencionales. Cuenta que aprendió a improvisar, variando las canciones que escuchaba a su madre, sobre un piano de juguete de dos octavas antes de cumplir los tres años, día (el de su tercer aniversario) que aprovechó para ofrecer a la familia un recital con sus improvisaciones. A los 5 se presentó en público. A los 8 dio un concierto con la Orquesta Simón Bolívar y ganó una beca para estudiar en Miami con una profesora que le hizo odiar la música. Con 18 años volvió a Caracas y dejó de tocar durante dos años. Como no tenía nada que hacer, se casó. A los 20, recuperó la pasión por la música y pidió una beca a la Royal Academy de Londres, donde la admitieron. Dejó atrás al marido venezolano y se instaló en Europa. Volvió a casarse, con un abogado inglés, del que tuvo una hija. En 1995 ganó el tercer premio en el Concurso Chopin de Varsovia, pero algo volvió a no funcionar. Dejó atrás a otro marido para volver a Miami y luego a Caracas. Empezó a estudiar psicología. Se marchó a Montréal, donde estuvo tres años, enamorada de un canadiense. Luego se fue a Amsterdam siguiendo a un cantante holandés. Volvió a Caracas. En 2001 Martha Argerich la escuchó improvisar y quedó impresionada. Todo cambió en su vida. Argerich la proclamó enseguida como el gran talento pianístico del momento y la animó a desarrollar su faceta improvisatoria. Desde entonces su nombre se ha hecho familiar en todos los círculos musicales del mundo. Gabriela improvisa sobre la escena, improvisa desde el salón de su casa (ahora la opción está desactivada, pero hasta hace poco en su página web se permitía a los visitantes sugerir motivos sobre los que Gabriela improvisaba un día a la semana en sesiones que eran transmitidas por vídeo a través de la red) y se ha convertido en una de las grandes estrellas de la EMI. Su disco Bach & Beyond fue un éxito de ventas, que ha intentado repetir con este Baroque.

Tenía el disco desde hace tiempo, pero su primera audición me decepcionó, acaso porque esperaba algo más hondo, más vinculado al universo del jazz (hay algunas piezas que sí están más cercanas a este mundo, como el Prelude, sobre Bach, o la Sonata scarlattiana). Sin embargo, luego escuché Rhapsody, su disco con el violonchelista Gautier Capuçon en Virgin, que me dejó embobado, y empecé a cruzarme su figura en páginas de Internet y revistas (Norman Lebrecht le dedicó su página en el Scherzo de abril, de donde he sacado la mayor parte de los datos biográficos). Así que le di una segunda oportunidad al CD, y aunque sigue sin apasionarme, creo que merece ser conocido, y decidí reseñarlo en una página dedicada en exclusiva al barroco. Es por supuesto un disco para oyentes sin prejuicios. Estoy seguro de que los hipersupercalifragilísticobarrocoautentigérrimos lo despreciarán sin ni siquiera sacarlo del plástico. ¡Un pianista tocando música de Bach y hasta de Gaspar Sanz, agggggggg, qué ajjjjjjjco! En fin, allá ellos.



4 comentarios:

Er Opi dijo...

Y aquí llega el momento en el que recibe usted dos broncas:
- Una, por no avisar de que abría usted blog.
- Y otra, por no avisar de que tenía usted un disco de improvisaciones no jazzísticas, cosa rara de encontrar.

Bueno, que me alegra mucho verle de nuevo por aquí, y estaré vigilando, amenazo.

No he escuchado el disco que reseña, pero he estado buscando cosas de esta mujer por la red (no la conocía), y es muy buena. Si es cierto que improvisa de puro oído e intuición, es un talento increíble (como intérprete lo es, desde luego, por lo que he escuchado), pero siempre tendrá un techo insuperable, lo cual sería una lástima.

La seguiremos, pero no olvide avisar de más cosas como esta, plís, que me interesa mucho el tema.

Abrazos,

Er Opi.

Pablo J. Vayón dijo...

En realidad sí avisé. Pensé que todo el mundo leía al no-escritor, por eso lo dejé allí, no iba a andar molestando puerta por puerta...

Y talento tiene la chica, sí... Y que improvisa de oído y por pura intuición musical puede apreciarse por youtube: hay colgadas algunas actuaciones en que la gente se levanta, le tararea una cosa y la moza se pone a improvisar sobre ello como si tal cosa.

Er Opi dijo...

Pues sí leo al no-escritor, pero se me debió pasar ese aviso (he andado excesivamente liado, y precisamente con conciertos de improvisación). En todo caso, me alegra muchísimo volver a leerle, ya sabe que me gusta hacerlo.

Lo de improvisar sobre un tema que le dé el público no quiere decir que improvise de oído. Cuando digo improvisar de oído me refiero a no ser consciente de estructuras armónicas, técnicas de desarrollo motívico empleadas, etc. Uno puede (incluso yo lo hago) desarrollar improvisaciones sobre un tema que te dan, pillado de oído y sobre la marcha. Pero otra cosa es luego desarrollarlo siendo consciente (más o menos, claro, que la intuición y el oído siempre juegan un papel fundamental) de lo que se hace "técnicamente". Esta mujer, por lo que he visto, no parece ser consciente de estas cuestiones. Y eso, por un lado, muestra un talento realmente excepcional; pero por otro le puede suponer un techo importante, pues se limitará a usar cosas que "ya conoce" y no le permitirá buscar caminos "propios" (espero que se me entienda esto último). Y creo que se le nota cuando intenta meterse en caminos más o menos derivados del jazz.

Conozco a algunos improvisadores (hay pocos, realmente), algunos realmente buenos y uno que no deja de asombrarme constantemente. Pero los que destacan son siempre aquellos que analizan y tienen ese grado de control sobre lo realizado. Nunca había visto a nadie improvisar (a estos niveles, digo) de puro oído, y ya digo que eso por un lado me impresiona, y por el otro me hace temer que un talento así pueda verse limitado, que podría desarrollarse mucho más.

Abrazos,

Er Opi.

Anónimo dijo...

Er Opi, pierda cuidado; esta mujer pianista improvisa por "activa y por pasiva" Hace "escritura automática" sobre el teclado y además posee una técnica y oído adsolutos, lleva dentro un bagaje completo y conoce todos los paisajes y sensibilidades musicales.
http://www.gabrielamontero.com/

Gran blog!
Gracias, saludos